Escultor precursor de la escuela catalana, figura señera y excepcional, Manolo Hugué generó en sus obras unas formas de gran simplificación de planos, de agudización y exaltación de los caracteres, y de una enorme fuerza análoga a su temperamento.
Sus modelos elegidos, toreros y majas, aldeanos y hombres de campo, o animales, se plasman en realizaciones por lo general de pequeño tamaño, pero de grandioso contenido exaltado por una gran concepción plástica.